Madre Escolástica Rivata
Sr. Maria Escolástica – Úrsula Rivata, primera Madre de las Pías Discípulas del Divino Maestro, nace en Guarene (CN – Italia) el 12 de julio de 1897.
A los veinte años Úrsula comprende que el único tesoro por el que vale la pena gastar la vida es el Señor y por consiguiente hace su declaración de amor incondicional: “Señor, ¡Tú solo, y basta!”, que vivirá en lo cotidiano, en la fidelidad por siempre.
Siente que su vida tendrá que ser entregada totalmente al Señor, aunque no sabe todavía cómo ni dónde. Ora mucho y sigue formándose y leyendo mucho. La pasión por la lectura, en la búsqueda de “libros buenos”, la lleva a encontrarse con un gran apóstol de los tiempos modernos: el padre Santiago Alberione, que sin giros de palabras, mientras ella busca el libro pedido y después de un breve coloquio, le dice: “¿Cuándo viene a S. Pablo?”
Acompañada por su padre, el 29 de julio de 1922 en Alba, entra en la aventura que la llevará por los imperscrutables caminos del Señor. El Padre Alberione, que en 1914 había dado inicio a la Pía Sociedad San Pablo con dos chiquillos, tiene ya un buen grupo de apóstoles de la buena prensa. A partir de 1915 hay también un grupo de mujeres jóvenes que precisamente hace una semana, el 22 de julio, son constituidas oficialmente con el nombre de Hijas de San Pablo.
Úrsula tiene en la mano el programa dado por el Fundador a toda la obra: “Gloria a Dios, paz a los hombres”, llevar el Evangelio con los medios modernos, que entonces en prevalencia consistían en la prensa. Está segura de que “en la Casa” cualquier ocupación, incluso limpiar la verdura, preparar la comida, lavar y planchar la ropa, tiene éste como fin. El ser único cuerpo en Cristo lleva a todos a conseguirel mismo fin.
Después de su ingreso en la naciente Familia Paulina, Alberione le da el nombre de Sor Escolástica, que significa discípula, y la elige como colaboradora suya para dar vida, en 1924, a la Congregación de las Pías Discípulas del Divino Maestro.
Mujer sin doctorados o diplomas, pero con la sabiduría sacada cada día en la fuente de la Eucaristía y la Palabra de Dios, precede con el ejemplo y usa sus mejores energías para formar a las primeras generaciones en la misión específica de la Congregación, comunicando con gozoso entusiasmo la belleza y fecundidad del apostolado.
Madre Escolástica, con el corazón abierto al mundo entero y a la comprensión del lenguaje de los jóvenes, se hace cercana con amor de apóstol a toda ansia y alegría de los hombres y mujeres de todos los continentes. Las manifiesta también a través del periódico que con frecuencia lleva bajo el brazo, para hacerlas presentes en la Adoración eucarística al Maestro Divino. Sabe escuchar a todos, hermanos y hermanas. Vive un estilo de vida de silencio y de escondimiento, pero siempre con el timbre de “mujer de comunicación”, abierta al presente de su tempo y constructora de futuro. Muere en Sanfrè (CN) el 24 de marzo de 1987.
El 9 de diciembre de 2013 con la promulgación del decreto sobre las virtudes heroicas es Venerable.