Anna Teresa Micca – Sr. Maria Annunziata
A unos nueve km de Alba, a lo largo del recorrido de la antigua carretera romana que unía Alba con Turín, surge el pueblo de Corneliano, donde vivía la familia de Giovanni Micca y Rapalino Barbara. El 12 de septiembre de 1899 nace Anna Teresa, que crece en el sano ambiente familiar y en una dinámica vida parroquial. En Alba, la aventura de P. Alberione y de sus fundaciones está siempre viva en las conversaciones de la gente: hay escépticos, hay quienes dicen que es un loco… Y existen muchos jóvenes, muchachos y muchachas que, fascinados por su modo de vivir el Evangelio y de anunciarlo con los medios más modernos, deciden seguirlo. Anna Teresa también ingresó a S. Pablo el 8 de septiembre de 1922.
Cronista de los inicios…
Hna. M. Annunziata, con un estilo que suscita la curiosidad, llena de imágenes y anécdotas, escribe muchas páginas de “memorias”: De estas solo extraemos algunas líneas:
«En aquel tiempo éramos un grupo de 35 jóvenes que, siguiendo el impulso de la vocación, habíamos dejado a nuestras familias para dedicarnos al Apostolado moderno; no se perfilaba todavía un horizonte claro, pero todas estábamos dispuestas y conscientes de consagrarnos al Señor para toda la vida… Entre estas jóvenes P. Alberione eligió las primeras ocho para “algo nuevo”… A Ursulina y Metilde les siguieron pronto otras, y el Fundador se ocupaba de su preparación. Hablaba a cada una en particular del valor de la vocación a la vida oculta, al silencio, a la oración, etc., dejando a la libre elección, la posibilidad de sumarse a la nueva Familia. El 10 de febrero de 1924 fue la primera reunión. Puso al frente a Ursulina Rivata, nos asignó el Confesor, nos trazó las líneas sencillas de la vida religiosa en la que quería establecernos: vida oculta de oración, de silencio, de sacrificio, con ocupaciones para el servicio doméstico de la Casa, el cuidado de la Capilla, pero como primer objetivo y deber la adoración a Jesús Maestro Eucarístico Camino, Verdad y Vida, expuesto en el Santísimo Sacramento.
La “alabanza perenne”, así se expresaba el Fundador, era una verdadera preocupación para él, hablaba de ella con un celo intraducible, decía: el apostolado, las obras de actividad deben ser sostenidas por la oración… Y el 25 de marzo de ese año, después de un retiro espiritual de 3 días, llevado a cabo por el Canónico Chiesa, las primeras ocho candidatas vistieron el hábito religioso, elegido y confeccionado según las directrices del Sr. Teólogo, en el color y en los detalles más pequeños: vestido de color azul de amplios pliegues, velo azul suave que desciende sobre los hombros, cuello blanco, escapulario blanco con emblema y rayo Eucarístico rojo en el pecho.
La función de la vestición tuvo lugar en la Capilla bastante temprano en la mañana; era algo conocido por pocos, porque todo se hizo en el máximo secreto, por lo que al aparecer el uniforme blanco azul, la sorpresa fue general y la alegría fue unánime. Las nuevas Hermanas tuvieron una calurosa acogida y muchas felicitaciones al Fundador. Nos decían: “nuestras Hermanas”, las monjas de la Adoración, las monjas celestiales como la Virgen…».
Anna Teresa, el 25 de marzo de 1924, asume con alegría el nombre de Hna. Anunciada de María, un nombre tan significativo en el día dedicado al misterio de la Encarnación del Verbo de Dios, acogido por la Virgen María. De las “memorias” descubrimos cómo P. Alberione acompañaba a las personas, formándolas día tras día, con meditaciones y conferencias, pero a menudo de manera informal, en los lugares de trabajo o durante las comidas… “cuidando almas y cuerpos”.
El pacto de fe
Hna. M. Annunziata recuerda, conservando el folleto, la compilación de aquel pacto.
El Primer Maestro nos decía: “Ante todo rezar para obtener de Dios lo necesario” y nos enseñaba a comprometer al Señor. En un retiro mensual nos enseñó a llenar el siguiente pagaré en la fe:
“Dejar todo y darlo todo a Jesús que con sus méritos infinitos nos asegura el 100 x 1.
Buscar primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará además, es decir, lo necesario.
Plazo: encuentro en la Eternidad, pagaré por este pagaré
firma: Jesucristo
Aval: Padre, Espíritu Santo.
Además, nos hacía rezar un pacto con el Señor (Secreto de éxito) donde se pedía al Señor que nos concediera santidad el 10 por uno, y otras cosas… “¡Oh, sí, por la pobreza quería compromiso, diligencia, con mucha fe! Tener en cuenta las más pequeñas cosas y rendir positivamente”.
Ladrillos y oraciones para la Iglesia San Pablo
Desde hacía mucho tiempo el Fundador acariciaba la idea de levantar un templo a S. Pablo Apóstol en Alba, cuna de la Familia Paulina, cosa ardua, sin duda, pero basada en la fe unida a las obras. Dada la naturaleza del suelo – arcilla – pensó en construir un horno especialmente para fabricar los ladrillos necesarios. El horno estaba listo; listos los obreros improvisados para hacerlo funcionar, toda la Familia Paulina dio ayuda, pero la parte más importante, que requería asiduidad y continuación de trabajo, fue confiada a las Pías Discípulas del Divino Maestro… Las Pías Discípulas renovaron con fervor la oración y su donación para que el Templo fuera menos indigno a la Majestad de Dios, animadas por la palabra del Fundador: “El propósito particular es la Adoración, porque es su apostolado específico. Todos los días tienen que ir a este templo a dar gloria, honor, reparación a Dios. Como quisiera que con sus manos inocentes construyeran la morada de Jesús, con sus propias manos, guiadas por el amor de Dios colocarán los ladrillos uno encima del otro; con sus manos manejarán la pala, el martillo, el cemento, la cal, la arena, y formar toda la mampostería y así sucesivamente realizar todos los trabajos en espíritu de adoración. Esto literalmente no se puede, pero con el arma de la oración obtengan de Dios la gracia, no solo evitar desgracias, sino de que ningún trabajo se realice con el alma agravada por el pecado…” Continuamente con el ejemplo y la palabra el señor teólogo nos impulsaba al trabajo interior, a la plena correspondencia con la hermosa vocación y misión.
Jóvenes hermosas y valientes…
Recuerda con gracia, también por experiencia personal, los comentarios de los jóvenes en busca de novia:
“… muchas jóvenes atraídas por el ideal de pureza y de candor, deseosas de consagrarse a la guardia de honor de Jesús Sacramentado, pedían unirse a las Pías Discípulas y el 25 de marzo de 1927, 14 candidatas vestían el hábito religioso… La gracia de Dios brillante en el rostro, generosas y decididas habían dado el primer paso para entregarse a Dios para siempre. Tanta flor de espléndida juventud que se entregaba a Dios, sin remordimientos a las tentadoras cosas de la tierra, no escapaba a la opinión popular y los juicios más variados, contrarios, o más o menos benévolos que florecían del ferviente y típico ingenio piamontés, no solo eso, sino también por el descontento de los pretendientes a la mano de estas jóvenes. Se captaba por los discursos: ‘Las más bellas jóvenes van a cerrarse a San Pablo, especialmente en las Hermanas nuevas, vestidas de celeste y blanco, que hacen siempre la adoración, etc. Las intimidan con el susto del infierno, y las atraen las promesas celestiales, se dejan conquistar y nos dejan a todos… Allí está la flor de la juventud más hermosa, hacen muchas cosas, trabajan con mucho interés, tienen muchas máquinas…’
¡Y así, decían éstas y muchas otras cosas similares!… ¡Nosotras no podíamos dejar de sonreír!”.
La “abuela”
Una pequeña curiosidad: amablemente Hna. M. Annunziata era llamada “la abuela”, un título que encontramos documentado por P. Timoteo Giaccardo. De hecho, en 1946, en un período en el que se encuentraba con religiosas muy jóvenes, le escribe: “Ven. Madre M. Annunziata. ¡Deo gratias! del bien que haces. ¡Sé la “abuela” es decir la verdadera religiosa, la verdadera mujer de Dios, la monja ejemplar! Rezo por ti. Evita todo chisme Tú, y edifica con el silencio, el trabajo, la oración. Reza por mí. TMG”.
Y un día ella dijo: “Claro, yo soy la Abuela”. Y ese nombre le quedó para siempre.
¡Cuántos pasos!
Además de Alba, en Roma y en varias zonas de Italia para la difusión de la “buena prensa”, nos encontramos con Hna. M. Anunciada en Messina, Grosseto, Livorno, Vercelli… para seguir y abrir nuevos caminos para las vocaciones y las obras de las Pías Discípulas.
Su marcado sentido de la Providencia y la capacidad de relaciones convincentes con las personas, la hace muy activa con los benefactores, incluso en los tiempos difíciles de la segunda guerra mundial, para asegurar el sustento en las casas paulinas.
Luego cruza el océano y llega a los Estados Unidos y P. Alberione le confía una misión particular “para la Virgen, para el Santuario Reina de los Apóstoles” que estaba surgiendo en Roma. Para ello, camina con otras hermanas por las calles de Estados Unidos, primero en Nueva York, luego en California, donde todavía no había una comunidad de apoyo… Varios escritos del Fundador acompañan esta misión, por ejemplo:
– “La Reina de los Apóstoles espera de ti el Altar. Ve a California, recogerás mucho (04.02.1950)”.
– “Las bendigo, con confianza en la S. Virgen… Rezamos y esperamos: ya que se trabaja por nuestra Madre. Me darán noticias. ¡Muchos méritos! (13.05.1950)”
– “Siempre, todo, solo para el paraíso. Has trabajado bien para el altar de la Cripta Regina Apostolorum. Ahora otro bien pide el Señor. Doy gracias y bendigo (25.03.1954)”.
Para la Iglesia Jesús Maestro
En 1964, al asumir el ministerio de Ecónoma General, debe afrontar varias situaciones no siempre fáciles, rezando y haciendo rezar, aprovechando sus talentos, llamando a muchas puertas, llega a la solución deseada por el bien de las personas y de los bienes de la Congregación.
La obra principal que se confía a su cuidado es la construcción de la Iglesia Jesús Divino Maestro en Roma. El constructor la ve constantemente presente al afrontar los diversos aspectos relativos a los trabajos, en la relación con las autoridades civiles, con la Superiora General y las Pías Discípulas proyectistas, con los profesionales, los obreros y todos los empleados. Se puede decir que en estos años manifiesta una habilidad adquirida no tanto por estudiar sobre los libros sino por la “estudiosidad”, por aprender de todo y de todos, según la formación inculcada por P. Alberione.
Profumo e sapore di casa
“En la casa de los abuelos – dice el Papa Francisco – se respira el perfume del Evangelio, la fuerza de una fe que tiene el sabor de casa”. Entramos en la casa interior de la Hna. M. Annunziata, nuestra “abuela”, para gozar con algún soplo el clima de su camino de “mujer del Evangelio”:
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Mi piace molto é historia. Continuare avanti. Grazie a Voi.