Como Maria
Asumimos el ministerio de la oración incesante que se extiende en la adoración perpetua. Intercedemos por las necesidades de la Iglesia, de los pueblos y de la Familia Paulina. Invocamos gracia para el mundo de la comunicación, para que la buena noticia que es Jesucristo alcance a todas las gentes.
En el espíritu de Maria acompañamos las vocaciones al presbiterado y cooperamos en su formación.
Prestamos atención a los presbíteros y consagrados, en particular a aquellos que viven en una situación de pobreza, enfermedad y ancianidad y ofrecemos sufragios después de la muerte.