Hna. M. Albina Quingostas
Fui invitada por la hermana más joven de la Delegación, una mañana como tantas otras, a encontrarme con ella a las 10. Desde que dijo que quería hablarme, pensé “¿de qué” y dije “recuerda que no me gustan las fotos”.
Esa mañana, hizo mucho calor en Portugal y cuando esta hermana más joven vino a llamarme pensando que no recordaba de nuestra cita – pero yo recordaba bien -, le pregunté “¿debería ponerme el vestido azul?” ¡Me dijo que no era necesario y me confundió aún más! Me sentó donde generalmente se sienta ella en apostolado y me preguntó: “hermana, ¿quién eres tú?”
Ah, estas jóvenes… “¿Quieres jugar conmigo?”
Repitió la pregunta y con mucha emoción respondí:
“Me llamo hermana María Albina, tengo 88 años y soy portuguesa, de Minho, norte de Portugal, zona muy bonita que limita con España… ¡Soy la mayor de las hermanas portuguesas, pero no la primera portuguesa de la Congregación! Perdí a mamá cuando tenía 8 años y papá cuando tenía 15, soy la cuarta de cinco hijos y mi familia siempre ha sido muy católica. Cuando era muy joven fui a vivir con una familia que siempre me ha querido mucho, no eran tiempos fáciles, empecé a trabajar muy temprano y con 22 años entré en la Congregación, en Portugal. Después de la primera formación en Italia, en 1959 hice la Primera Profesión y fui destinada a Brasil; viajé en el barco “Conte Grande”, donde había viajado también el papa Pío XII cuando era cardenal. Llegué hasta Río de Janeiro, un largo viaje en el que fui bien recibida por el capitán y el capellán me dio la responsabilidad de la oración durante los días de navegación. Tengo buenos recuerdos de este viaje que hice con otras 12 hermanas, ¡yo era la única Pía Discípula y la más pequeña!
El viaje duró tres días desde Italia a Portugal y once más o menos desde Portugal hasta Río de Janeiro… Cuando llegamos a Río fuimos acogidas por las Hijas de San Pablo y en aquella época hna. Salvatoris era madre superiora de Brasil. Después fui a San Pablo, en vía Bergueiro con las primeras 8 hermanas, madre Alejandrina y hna. Bruna. ¡Formé parte del tercer grupo que llegó a esta tierra! Permanecí en esta residencia hasta que llegó la madre Maestra, que en ese momento estaba recorriendo América Latina con la hermana Tecla Merlo de las hijas de San Pablo. Después de 4 meses más o menos fui destinada al Seminario de la ciudad Paulina donde sustituí a hna. M. Modesta.
Cuando llegó la madre Bartolomé de Portugal, con la hermana M. Escolástica, la primera Discípula brasileña que venía del noviciado, fuimos a Caxias do Sul, donde abrimos la comunidad en el Seminario Paulino en el barrio de San Ciro, actual calle Santiago Alberione; ¡Al año siguiente abrimos nuestra primera casa de madera en Caxias do Sul!
¡Fueron tiempos difíciles, pero nunca me faltó el entusiasmo de vivir plenamente mi misión! Hice la Profesión Perpetua en Sao Paulo y después de 9 años en tierra brasileña volví a Portugal.
Pasé la mayor parte de mi vida entre cocina y refectorio en las casas de los sacerdotes, en los seminarios… En 1980 con Madre M. Giannina Baldissera y sucesivamente se unió también Hna. M. Fatima Nogueira, iniciamos una nueva realidad en Oporto, abrimos el Apostolado Litúrgico en el Largo do Loios. Inicialmente fue muy difícil, tuvimos que adaptarnos en este espacio también para vivir, ¡hasta que encontramos una casa al otro lado de la ciudad!
No he vivido tiempos sencillos, iniciar nuevas realidades trae consigo nuevos desafíos, no obstante eso he servido siempre al Señor con fidelidad y ahora con 88 años pido ser fiel hasta el final… Dios siempre ha sido bueno conmigo y yo, con mi carácter fuerte y la tenacidad que siempre me ha distinguido, he intentado servirle lo mejor posible allí donde me llamaba a vivir. ¡Soy vieja pero sigo sirviendo al Señor con alegría todos los días hasta que Él quiera!
Yo y la Congregación tenemos pocos años de diferencia, yo soy más joven de 10 años y estoy feliz de poder decir “¡que la he visto crecer, así como ella me ha visto crecer!”.