Hna. M. Fides Reboldal
Nuestro Beato Fundador dijo una vez: “Ser simple significa tener un solo deseo, un solo propósito, un solo modo de juzgar las cosas, un solo modo de hablar y actuar”. (Vivir nuestro compromiso)
Esto fue y es exactamente Hna. M. Fides al seguir al Divino Maestro hasta hoy, a la edad de 84 años. Su simplicidad se ve en su manera de decir y hacer las cosas y en la forma en que ve las cosas a su alrededor.
Recuerda vívidamente el tiempo en que Dios la llamó. Era todavía muy joven, una estudiante de secundaria de 16 años. Su mundo giraba en torno a la casa y la escuela. Vivía simplemente con su familia en la provincia. Hasta que un día, la llamada de Dios la alcanzó a través de su hermano que entonces era hermano de la Sociedad de San Pablo. Su hermano le había hablado de las tres hermanas PDDM italianas que vendrían a Filipinas. Le preguntó si le gustaría unirse a ellas y sin ninguna duda, dijo “SÍ”, incluso sin saber nada de la vida religiosa. “Todo lo que sé en ese momento era que Dios me llamó y yo creo en Él. Estando segura de ese llamado, todo en mi vida estaba enfocado y dirigido a eso”, dijo. Agregó que su padre estaba fuertemente en desacuerdo con su decisión, pero ella estaba firme y persiguiendo el deseo de su corazón. Nadie podía evitar que dijera “SÍ” al Maestro.
En 1955, el día que tenía que ir a Manila para unirse a la congregación, sabía que su padre volvería a casa del trabajo en Mindanao el mismo día. Se sentía muy ansiosa por encontrarlo antes de irse porque, días antes, su padre le había enviado una carta que la hacía sentir muy triste y asustada. Tenía prisa por preparar todo para salir, pero Dios tenía su propia manera de organizar las cosas. Poco antes de salir de casa, su padre llegó. Tenía mucho miedo, pero lo que le daba paz interior era creer que Dios quería lo mejor para ella, y que lo ordenaba todo para ella y para su familia. Con esta convicción, no se desanimó a pesar del desacuerdo de su padre. Para su sorpresa, las primeras palabras que oyó de él fueron: “María, date prisa, desayuna y pronto nos iremos al muelle”. Estaba encantada de escuchar estas palabras. Estaba tan feliz de irse de casa y tan emocionada por afrontar otro capítulo de su vida en el convento, por ser una esposa de Cristo.
Creyendo que Dios estaba complacido y tenía el mejor plan para el viaje de madre Fides, todo se le hizo más fácil y feliz en el convento. Esto era muy evidente, sobre todo durante sus primeros meses luego de ingresar, en los que vivía con las tres hermanas italianas. Durante más de un mes, fue la única que se unió a la congregación. Eso significa que solo ella y las tres hermanas italianas formaron una pequeña comunidad. Era tan joven entonces… No podía entender su idioma y ellas tampoco la entendían. Es simplemente inimaginable pensar en cómo una joven filipina viviría con las extranjeras en el convento. “Si me pedían que hiciera algo, simplemente las seguía. Observé cuidadosamente sus acciones, especialmente cómo movían sus manos y sus labios cuando hablaban”, dijo felizmente. “Sorprendentemente, la mayoría de las veces entendí lo que me pedían hacer. Hice todo esto con mucha sinceridad y con pura fe. Pensé que estas incertidumbres también eran parte del plan de Dios en mi vida. A veces, me reprendieron, lo que me entristeció, pero aprendí de todo porque pensaba que yo no sabía nada y que, en cambio, tenía que aprender de ellas”, agregó.
Esta simplicidad de Hna. M. Fides ha sido confirmado por las palabras del Primer Maestro: “Cuando uno es simple, no se avergüenza de ser considerado ignorante y de pedir consejos y explicaciones a todos, acumulando así cada vez más conocimiento”. (Vivir nuestro compromiso)
Hna. M. Fides fue la primera PDDM filipina y es una de las tres pioneras de la Provincia PDDM Filipinas-Taiwán-Hong Kong. Estando en la congregación desde hace 66 años, su sencillez y sinceridad en todas las cosas nunca ha cambiado ni ha disminuido, sino que ha aumentado cada día. Es conocida por todas las hermanas, especialmente por las de la provincia, como una persona de corazón sencillo. Su sencillez la lleva a asistir solo y siempre al Divino Maestro, su Esposo. Esta actitud se ve siempre en sus pensamientos, palabras y acciones.